¿Buscas una receta dulce fácil y rica para sorprender a los más pequeños de casa? Hoy te traigo una que no falla! Fácil, deliciosa y perfecta para aderezar cualquier desayuno, o merienda: Rosquillas de leche. ¡Os encantarán!

He hecho esta receta mil veces y la verdad es que cada vez me salen distintas!!! Es de esos misterios, misteriosos que no se pueden explicar… como me pasa con las tortillas de patata! jajaja. Lo que sí os aseguro, es que a pesar de que me salgan distintas, siempre están buenísmas, así que os animo a probar.

Ingredientes

3 huevos talla M

90 ml de aceite de girasol o de oliva suave

120 ml de leche

1 cucharada sopera de esencia de vainilla

150 gr de azúcar

600-650 gr de harina de trigo normal y corriente :-). Aclaración! Pongo un intervalo porque vosotros mismos debéis valorar si echáis más, al depender de lo grandes que sean los huevos. Empezad con la medida de 600 gr y después, si hace falta vais añadiendo. No es bueno pasarse con la harina porque sino nuestras rosquillas se quedarán muy mazacote y secas.

Un sobre de levadura Royal

Voluntario: ralladura de 1 naranja o ralladura de 1 limón

Azúcar glass para decorar

Aceite de oliva para freír

Modo de hacerlas

Empezaremos pesando todos los ingredientes y poniéndolos en recipientes a nuestro lado. Tal y como os comentaba antes, empezad pesando 600 gr de harina, si necesitáis añadir más, lo haréis después, una vez veamos la textura de la masa. Los huevos y la leche deberán estar mejor a temperatura ambiente. Batimos los huevos.

Preparamos también la sartén con aceite abundante para emplearla después.

Extendemos papel de horno en una bandeja

Ya estamos preparadas para empezar!

Si tenéis amasadora, tipo Kitchen Aid es perfecto. Poned la pala. Si no tenéis amasadora, os tocará amasar a mano, pero no pasa nada.

Mezclamos la harina, con el Royal, el azúcar y en caso de que vayáis a añadir ralladuras, éstas también.

Añadimos poco a poco los huevos, junto con la esencia de vainilla y mezclamos.

A continuación, la leche, el aceite y el azúcar. Amasamos hasta conseguir una masa elástica y pegajosa. Si veis que queda muy líquida, añadís un poco más de harina, pero con cuidado y lentamente. Una cuchara de postre, mezcláis, y así hasta que pierda ese aspecto líquido. Con el margen de los 50 gramos adicionales que habíamos dejado en reserva. Deberían llegaros, pero si seguís viendo que la masa es muy líquida añadid un poquito más. Sin pasaros, para no perder la esponjosidad de nuestras rosquillitas.

Nos engrasamos ligeramente las manos, y vamos cogiendo pedacitos iguales de masa que haremos bolita con nuestras manos y hacemos con el dedo un agujerito, que vamos abriendo poco a poco, moviendo la masa alrededor hasta formar las rosquillas. Esto es como jugar con plastilina, así que os pueden ayudar los niños.

Lo ideal es que nos queden unas rosquillas no demasiado grandes porque después cuando las fríamos se agrandarán bastante.

Dejamos reposar nuestras rosquillas un cuartito de hora y encendemos el fuego para empezar a freír. Pondremos una temperatura media-alta, en el 7 más o menos, para que se doren poco a poco y se vayan haciendo bien por dentro. Les vamos dando la vuelta y las ponemos a escurrir sobre un papel absorvente.

Dejamos enfriar y escurrir el aceite para después ponerlas en una fuente y espolvorearlas con azúcar glass.

Conservación: en una caja de lata os duran bien unos tres días 🙂

Están listas para comer! Os encantarán, o eso espero!!!! Os dejo aqui otra receta de rosquillas, las de anís, que también están buenísimas!!!

Besos mil!!!